A la 1:45 de la madrugada apacible del sábado 12 de julio de 1941 sonaron las alarmas militares de Gibraltar y los reflectores alumbraban el cielo. A los pocos minutos una gran explosión alteró la vida de los linenses. Ya en plena II Guerra Mundial, La Línea, por su cercanía la colonia británica era un lugar de cierto peligro ante los ataques que se realizaron desde el cielo durante esos años. Un bombardero italiano Marchetti SM-82 lanzó tres bombas sobre la ciudad española. Dos de ellas quedaron clavadas en la arena de la playa de Poniente y la tercera se fue a colar dentro de un pozo de una vivienda ubicada en la esquina de la calle Duque de Tetuán y López de Ayala. La gran explosión destruyó tres viviendas y se saldó con la muerte de 5 paisanos (María Caballero Hidalgo, Tomás Caballero Hidalgo, Julia Rojas Torres, José Luís Valdés Díaz, Julia Rojas Torres y Joaquina Morilla Vega) y numerosos heridos. A los 14 minutos de este hecho ya no se oían los motores del avión atacante, sólo el lamento de los inocentes.
A pesar de la protesta interpuesta por el gobiernos español, durante los tres días siguientes el avión italiano sobrevoló el espacio aéreo de la bahía volvió a soltar su carga mortal sobre suelo español por evitar ser alcanzado por fuego antiaéreo. Dos bombas estallaron en los llanos del Polo (Campamento) y una tercera quedo sin detonar en las orillas del río Cachón.
En la madrugada del 17, tres bombas cayeron al mar y las otras por la parte de atrás del Peñón, en dirección al mar de Levante. En las calles de esta población han cayeron trozos y cascotes de proyectiles antiaéreos. El trimotor que volaba a baja altura y gran velocidad intento ser derribado por dos cazas que salieron a su encuentro sin conseguir su objetivo.